miércoles, julio 11, 2007

kyoto, mon amour

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En este trabajo me planteé, a través del formato cuadrícula que se nos proponía desde el CAAM, establecer por medio de imágenes una narrativa abierta donde se entrecruzaran diferentes acercamientos a aspectos que me parecían importantes en el análisis del tema elegido para "Weather Report. Cambio climático y artes visuales".

Prefiero abordar los temas que tienen implicaciones socio-políticas claras desde una perspectiva local. Dado que el cambio climático es una consecuencia inmediata del desarrollo económico, me centré en trabajar las zonas de expansión capitalista de mi ciudad, Santa Cruz de Tenerife, una ciudad que se encuentra en medio de un proceso de crecimiento intensivo que se ve colapsado por la existencia de una refinería (en lo que en un principio eran las afueras y ahora es su corazón y su zona residencial, cultural y econoómica mas pujante). Me impactaba esta idea aparentemente obsoleta de ciudad con un corazón de chimeneas, con una industria petrolífera en su interior.

Es por ello que el corazón de la cuadrícula que da soporte al trabajo es una imagen de la refinería bajo un cielo azul, que ha sido tomada desde la entrada de los multicines, el principal centro de ocio de la ciudad. Ello junto con una imagen del edificio de la Disa (una industria muy importante derivada de la refinería que fabrica gas) tomada desde una ventana del Corte Inglés. Me parecía que estas imágenes reflejaban algo importante, pues convergían en ellas , en cierta manera, la historia económica e industrial de la ciudad, y convergía de un modo conflictivo.

De algun modo me parece que esta situación viene a ser una especie de imagen fractal de lo que ocurre a escala global. Una especie de círculo vicioso donde la mercancía está ligada inseparablemente a la fuente de energía principal del utilizada en el planeta, el pretróleo. Junto a ellos corren parejos la explotación y el agotamiento del espacio. Por otro lado el coche pasó a ser un elemento protagonista en el trabajo , formaba una parte importante de este escenario y funcionaba como imagen emblematica de este círuclo vicioso de dependencias, donde la necesidad de desplazamiento se junta con una sociedad del confort articulada de modo individualista .

Un aspecto muy importante de este trabajo es el de la introducción de texto en las imágenes como una forma de resistencia a la pura visualidad y al aspecto más espectacular de la exposición. Quería resistirme a arrojarlas en el torrente de las imágenes-rápidas, consumidas a modo fast-food (a lo que nos tiene acostumbrado el sistema, ese carrusell de imagenes e información donde todo intento de reflexión se reasume como parte del espectaculo medático). Los textos introducidos en ellas de manera casi subrepticia atan su intención y, a modo de pie de foto, limitan su significado y me permiten efectuar de manera directa cuestiones críticas que me interesan. Las frases que están esparcidas por las imágenes fueron sacadas de textos diferentes que me interesaban, que trataban el problema desde diferentes perspectivas, desde un chiste de El Roto ("sinsentido obligatorio") hasta algunas otras del libro "Calidad de la democracia y protección ambiental en Canarias"(editado en el 2007 por la Fundación César Manrique a cargo de Federico Aguilera Klink, con frases como ("el imcumplimiento de las leyes medioambientales es el mejor barómetro de la corrupción de un sistema político", "¿es el cambio climático el verdadero problema?¿cual es el problema que se pretende resolver?¿nos a cambiar las preguntas?") o del último Global Meeting, encuentro de activistas en venecia antes de la cumbre del G-8 ("La crisis permanenete es el estado resultante de las contradicciones del capitalismo global y una parte esencial de su sistema de administración": esta última es mi preferida pues viene a resumir y explicar porqué es ahora cuando el "cambio climático" y todas sus imagenes emblemáticas asaltan ahora con fuerza los medios y se juntan con el imaginario del terrorismo y de la gerra global para generar sobre nuestros cuerpos ese estado de miedo y crisis necesario (la última y mas impactante ha sido Madonna cantando para el Live Earth 2007).

Finalmente el título del trabajo hace referencia, naturalemente, a la famosa película enmarcada dentro de la nouvelle vage francesa dirigida por Alain Resnais con guión de Marguerite Duras, “Hiroshima, mon amour”. Por encadenamiento de significados Kyoto es ese otro lugar de Japón, igual que Hiroshima, que parece llevar casi inevitablemente asociado a su nombre la idea de una catástrofe. Un poco como en la película kyoto, igual que Hiroshima se convierte en una excusa poética que, en el caso del film evoca una historia de amor en un lugar en ruinas, donde el trasfondo es el de la brutalidad de la destrucción por medio de la tecnología de la guerra, y en el caso de la serie fotográfica es una palabra que aglutina una especie de sentimiento de impotencia, descreimiento y lejanía. Un toque sentimental, incluso irónico, algo asi como "lo que habría podido ser y no fue" porque en esta era potspolítica del fin de las ideologías no nos quedó nada para ponerle coto a esfera económica.

1 Comments:

Blogger teresa said...

mensaje en una botella _nota para un film de ciencia-ficción:

Llegó un momento en el que la idea de cambio climático se puso de moda, asaltó los medios, se instaló en la logosfera, fue aceptada por el discurso colectivo.
El cambio climático no es una moda, ahora lo sabemos
¿Por qué entonces no lo pensamos antes, treinta años antes, por que no hablábamos de ello hasta que fue demasiado tarde?

Pero lo cierto es que sí lo pensamos. Mi profesor de EGB me habló del cambio climático, el “efecto invernadero” ya salia como anexo en algunos libros de texto. El problema es que había un consenso mediático para omitir la verdad. Y en el fondo un deseo de verlo en plan batallita, otra matraquilla anticapitalista romántico-ecológica.

Los lobbys industriales matuvieron, con su influencia inmensa en la esfera política, la opinión pública y los medios aplacados el tiempo suficiente para que fuera demasiado tarde, el tiempo suficiente para sacar el máximo rendimiento a las sociedades del binestar. Después del punto de inflexión, en el 2006, el cambio climático comenzó a amenazar ciertas parcelas de la economía. Esto estaba previsto, así que simplemente fue el momento de denunciar el hecho, o de dejar que fuese denunciado, de permitir que saltara al terreno mediático y de buscar nuevas formas de generar beneficio para atajar las consecuencias de lo que las antiguas formas habían producido.

Se añadió entonces un terror más al repertorio ciudadano dentro de la sociedad del miedo y la (in)seguridad. Empezamos a palpar un nuevo tipo de temor, algo que se avecinaba con toda certeza y que tenía consecuencias impredecibles afectando todas las capas sociales, todos los lugares del mundo, todas las formas de vida.

Aterrorizados al filo de la catástrofe de la naturaleza los ciudadanos sentían sus cuerpos cada vez más frágiles, palpaban su impotencia. Mientras se les pedía actitudes sostenibles la sociedad entera seguía montada de un modo completamente diferente. Faltaba sobre todo voluntad política sincera para tener la suficiente rapidez de respuesta. Las grandes potencias contaminantes del mundo se negaban a cumplir los plazos establecidos en kyoto y se limitaban a otear el horizonte presente en busca del máximo beneficio, ciega a un futuro que para ellas parecía no existir. La moda de lo políticamente comprometido se superponía simplemente, como una capa más añadida al cuadro barroco de la mente tardocapitalista. Pedaleábamos en el vacío incapaces de salir del circo que habíamos montado en tan solo un siglo.

11:13 a. m.  

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